El domingo 29 el pueblo de Celín festejó a su patrón con la procesión de alabanza que llevó la imagen de San Miguel por sus calles acompañado de cientos de personas y miles de cohetes.
El pueblo de Celín recibía a su patrón San Miguel en la escalinata de la iglesia unos minutos después de las 20,30 h. bajo los acordes de la marcha real interpretada por la banda de la Asociación Músico-Cultural Daliense, que acompañaría al Arcángel durante toda la procesión, interpretando las marchas mas representativas de su repertorio a lo largo de su recorrido, entre la luz de las velas y los cohetes. Presidían el cortejo el párroco Juan Carlos Morales acompañado de la pregonera la Religiosa de la Asunción Benedicta Sandino, la Juez de Paz y la presidenta de la Asociación de Vecinos de Celín, representantes de las cofradías y hermandades de Dalías, los miembros de la Corporación Municipal, y el resto de la Junta Directiva de la Asociación de Celín.
Durante todo el recorrido San Miguel estuvo acompañado por los vecinos de su pueblo, así como de los llegados de Dalías y otras localidades de toda la comarca, llenando sus calles de bullicio entre el estallido de los cohetes, la luz de la cera y las bengalas, así como de devoción y oración al patrón.
Durante las fiestas se ha celebrado con gran solemnidad del Septenario en honor a San Miguel en su parroquia, predicada por su párroco así como por diferentes sacerdotes invitados al mismo. También han participado distintas corales y en su organización ha participado con gran cariño y devoción el grupo parroquial de mujeres que mantienen la limpieza del templo, engrandeciendo su belleza.
La recta final de las fiestas comenzaba la tarde del jueves con la fiesta de la espuma a cargo de los bomberos del Poniente, que se elevaba sobre las viviendas por el airecillo que corría por la plaza. El viernes, tras la chocolatada y el septenario la Religiosa de la Asunción Benedicta Sandino, «Bene», era la encargada de pregonar las fiestas y la devoción al arcángel San Miguel, llenando de emotividad toda la plaza de la iglesia ante la presencia de varios cientos de personas que desde el recinto escuchaba con atención las palabras de un pregón que surgía directamente del corazón de la pregonera. Sin duda, el amor de sus palabras solo eran reflejo de su labor diaria en esta parroquia y entre sus vecinos y vecinas mas necesitados, y como pequeño agradecimiento recibía algunos regalos de la asociación de vecinos y del grupo parroquial además de una placa conmemorativa del ayuntamiento.
El sábado por la tarde tenía lugar la tradicional romería que llevó la imagen de San Miguel a su ermita, donde se celebró la eucaristía y se compartía una merienda en su explanada entre todos los asistentes. Por la noche, se vivían los momentos mas lúdicos de la fiesta con la Verbena Popular en la plaza Ricardo Rubí y la marcha juvenil en las casetas instaladas para la ocasión que prolongaron la fiesta hasta las primeras horas del domingo.
El domingo a las doce del mediodía comenzaba la Misa Mayor, dedicada al patrón celinense cantada por la Coral Universitaria, y tras la eucaristía la Tuna de la Universidad de Almería recorría las calles de Celín animando con sus sones a cuantos encontraba a su paso. A las 5 de la tarde se bajaba a San Miguel de su camerino, y quedaba colocado sobre su trono embellecido por una artística decoración floral. Pasadas las 8 y 30 de la tarde, aparecía en sus andas a las puertas de la iglesia, y con la luz apagada, sonaba la primera gran traca de la noche. San Miguel iniciaba así su recorrido por las calles de Celin, destacando el gran castillo quemado desde la ermita de Aljizar, así como la quema ofrecida por la Asociación de Vecinos desde la placeta a la entrada al pueblo. Pero los cohetes no dejaron de sonar durante el recorrido, iluminado también por la pólvora y los colores de artísticas ruedas. Casi dos horas después San Miguel llegaba de nuevo al templo entre la última traca de la noche. Después comenzaba la verbena, seguía la fiesta en los bares y barras, los puestos vendían calabaza dulce, turrón y pasteles típicos de La Alpujarra, garbanzos tostados y cacahuetes, los mas modernos de patatas y kebab, para terminar tomando el tradicional chocolate con churros en la plaza de arriba. A las una de la madrugada, estallaba el trueno gordo poniendo el punto final a las fiestas.