A pesar de que el día amaneció con lluvia, y así se prolongaría durante toda las mañana, la climatología ofreció una tregua y entre la ilusión de los niños y niñas que echaban leña a la hoguera desde hace unos días y el viento que secaba un poco las maderas, al anochecer ya se podían ver encendidos los primeros sanantones, tanto en Celín como en Dalías, y como se disfrutaba de esta tradicional fiesta popular que cada año congrega alrededor del fuego a decenas de vecinos y vecinas.
Conforme avanzaba la noche se iban encendiendo las distintas hogueras, que han podido superar el medio centenar, repartidas por todo el municipio, ubicadas en solares y huertos. Y alrededor del «Sanantón», los niños y niñas jugando con la lumbre, sus ascuas y el fuego, que saltan los mas atrevidos bajo la regañina de quienes los vigilan. Los mayores comparten viandas, tapas y bebidas, entre charlas y comentarios que convierten la velada en un completo acto social, que hace un repaso sobre la actualidad daliense. Sobre las ascuas, se calientan las costillas, el lomo, o el chorizo…, que se colocan después sobre el pan de Dalías para fundir el bocadillo. En alguno de ellos se parte el jamón que ha tocado en el sorteo del ayuntamiento entre los sanantones inscritos. Vino de La Alpujarra sale de la bota de piel que cada año calienta la fría noche, donde las nubes tratan de ocultar a la luna y sólo brillan unas pocas estrellas. Los niños aprovechan para tomar algún refresco más de la cuenta. Las llamas van menguando y todos se acercan un poco mas a la hoguera. Los mas pequeños van cayendo dormidos, y con ellos se va durmiendo la noche, que se mantiene caliente con las ascuas de los sanantontes. De madrugada comienza de nuevo la lluvia, y la nieve cae sobre Pecho Cuchillo. «Sanantones´2014».