Se llama José, pero todos lo conocemos como Juan, y siempre detrás de la barra de su bar, donde incansable siempre nos ha atendido con su buen hacer. Desde su establecimiento siempre ha colaborado con las asociaciones y actividades del pueblo, y lo ha convertido en uno de los bares emblemáticos de Dalías con mas de 50 años de historia a sus espaldas, hoy regentado por sus hijos. Amante de la música, con la que fácilmente se emociona, unido siempre a su familia disfrutando ahora especialmente de sus nietos y nietas, Juan ha participado de las Fiestas del Cristo, como hermano de su hermandad desde hace mas de 60 años, como músico de la banda municipal, y disfrutando de los bailes y actividades, pero siempre atendiendonos para que los demás vivieramos cada año las mejores fiestas. Un pregonero de Dalías, para pregonar nuestras fiestas.
Gracias Juan (o José).
PREGÓN____
«Buenas noches Dalias,
En primer lugar me gustaría saludar a mis vecinos, vecinas y peregrinos aquí presentes con ganas de comenzar a celebrar las fiestas patronales en honor al Sto. Cristo de la Luz. Es un placer y todo un honor estar rodeado de tantos amigos, como os considero a todos los que me acompañáis esta noche en esta plaza. Muchas gracias a todos, de corazón.
Tengo que dar las gracias también al señor Alcalde y al resto de miembros de la corporación municipal y demás autoridades por darme la oportunidad y la responsabilidad de pronunciar estas palabras y dirigirme a todos ustedes, nunca pensé que sería yo el encargado de realizar esta tarea.
Hoy dirijo estas palabras como paisano de Dalias, pues como ya sabéis he crecido y he pasado toda mi vida aquí. Con estas fiestas me acompañan recuerdos de mi infancia y de lo difícil que era la vida por aquel entonces. Recuerdo que para tener algo de dinero para pasar las fiestas buscaba almendras para luego poder gastármelo en turrón.
Los comienzos siempre son duros, en mi caso decir que comencé a trabajar con ocho años subiendo al cerro a por esparto, un trabajo humilde, lo que había por aquel entonces. También recuerdo como la música se convirtió en una pasión para mí cuando en la juventud me convertí en miembro de la primera banda municipal, tocando la diana, cada día haciendo llegar la música a un barrio del pueblo, y después durante las noches en el concierto que acompañaba al castillo. Me siento orgulloso de haber contribuido a todo esto y además de que mis hijos y mis nietos también hayan mantenido esta afición y, como yo en su día, con la banda llenen de música estos días de fiesta.
Luego, ya de adulto, el pueblo de Dalias me animó a aventurarme a emprender lo que ha sido uno de los mayores retos de mi vida, alquilar mi primer local, montar mi propio bar y sacarlo adelante junto a mi esposa Dolores, sin tener antes ninguna experiencia. A pesar de las dificultades que encontré, conseguimos sacar este negocio adelante con mucho sacrificio, mucha ayuda de mi familia y el apoyo de todos los dalienses y vecinos de los alrededores, que venían al bar, como siguen viniendo.
Como veis, los tiempos han cambiado y yo he sido testigo de ello. He podido ver crecer a varias generaciones aquí, y también he comprobado como Dalias iba cambiando y creciendo hasta convertirse en lo que veis hoy, aunque hay cosas que no han cambiado. Por mucho que pasen los años, algunas de las costumbres y tradiciones con las que crecí se mantienen; el cohetazo anunciando la proximidad de las fiestas,las noches de gala en el casino que es uno de los pilares fundamentales que ha dadoy da vida al pueblo, y como no la fe y la devoción al Santo Cristo envuelta en nardos,que se siente mezclada con las ganas de festejo que nos hacen comprender lo especial de estas fechas, convirtiendo a Dalias en el centro de referencia de la provincia.
Cada año el tercer domingo de Septiembre se espera con inquietud y con ilusión, desde los sentimientos que afloran en su bajada, los acordes de su himno que a todos nos conmueve, o los momentos previos a la salida del Cristo, hasta que llega el momento en el que la noche se hace día, y el olor a pólvora envuelve cada rincón de Dalias mientras su Imagen pasea en sus andas por nuestras calles, portada a hombros por decenas de personas.
Por todo ello y mucho mas que no he podido expresar, me siento orgulloso de ser daliense y de poder ver al Cristo, como hermano de su Hermandad desde hace más de sesenta años. Este pueblo me ha dado cobijo, una familia y un negocio; aquí me he visto rodeado siempre de buena gente y he podido labrarme con mucho esfuerzo un futuro decente para mí y para los míos. No existen suficientes palabras para mostrar mi agradecimiento por todas estas cosas.
Y por supuesto, no me puedo despedir, sin mostrar mi especial gratitud y afecto a mis seres queridos, que tanto me han ayudado a lo largo de mi vida, y también a dar sentido a estas palabras que, con emoción, he intentado hacérselas llegar a todos ustedes.
Muchas gracias
¡Viva el Cristo de la Luz!
¡Viva Dalias!
José Gómez Fernández»