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La reliquia del Padre Rubio en Celín y en El Ejido

La Reliquia en la Iglesia de Celín

La Reliquia en la Iglesia de Celín

Este fin de semana la reliquia de San José María Rubio finaliza su visita y veneración de los fieles en las distintas parroquias de la diócesis que tuvieron alguna relación en la vida del Santo. Así el jueves día 25 de septiembre, estuvo en la parroquia de San Miguel de Celín con motivo de sus fiestas patronales y el sábado 27 llega hasta la parroquia de San Isidro de El Ejido, donde estará expuesta y a veneración de los ejidenses durante la novena en honor de la Divina Infantita.

Recordemos que el recorrido de la reliquia se inició el pasado mes de abril en el seminario de Almería, donde el Padre Rubio ingresó con 11 años, continuando por las parroquias de Santa María del Águila, San Ignacio de Loyola y Santuario de la Virgen del Mar en Almería, Balerma, Berja coincidiendo con un día de la novena de la Virgen de Gádor, y en el Septenario del Santísimo Cristo de la Luz de Dalías.

Este recorrido se ha realizado de forma extraordinaria con motivo de celebrar este año el 150 aniversario de su nacimiento, de esta forma, la Hermandad del Padre Rubio y la parroquia de Dalías ofrecieron esta posibilidad de que los fieles devotos pudiesen venerar la Reliquia en sus parroquias, donde en general ha sido recibida con gran devoción y asistió gran cantidad de devotos a su veneración.
Para concluir este año de Gracia, la Hermandad llevará la Reliquia a los enfermos de Dalías y Celín durante el mes de noviembre.

LA RELIQUIA DEL PADRE RUBIO VISITÓ BALERMA

Con motivo de conmemorarse el 150 aniversario del nacimiento del Padre Rubio, su Hermandad ha ofrecido de forma extraordinaria a las parroquias de la diócesis que tienen algún tipo de vinculación con la obra y vida del Santo, el que se pueda venerar su Reliquia, que se encuentra en su Capilla de la Iglesia parroquial de Dalías, en un día señalado. Dicha reliquia es una astilla del dedo índice del Santo Padre Rubio, primer almeriense en alcanzar la santidad.

La reliquia fue recibida por el párroco de Balerma y la hermandad de la virgen de las Mercedes que iniciaba su novena.

Fue portada por el hermano mayor acompañado por miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad y familiares del P. Rubio que continúan con la tradición familiar de veranear en esta localidad al igual que lo hiciera S. José María Rubio en su época infantil.

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Recordamos que la Reliquia comenzó su recorrido el pasado mes de marzo en el Seminario diocesano, donde cursó sus primeros estudios el joven José María Rubio con 11 años. Allí presidió junto a la reliquia de San Indalecio las Vísperas Solemnes con la presidencia del Sr. Obispo con el seminario mayor y miembros de la hermandad.

En julio estuvo en la parroquia de Santa María del Águila, y el 3 de agosto coincidiendo con la fiesta de San Ignacio se expuso en esta parroquia de Almería atendida por los P.P. Jesuitas. Al terminar la Eucaristía, la reliquia acompaño a la imagen de San Ignacio por las calles de la Barriada de Piedras Redondas de la Capital.

El calendario continuará el 24 de agosto en el Santuario de la Virgen del Mar para iniciar el septenario de los cultos a la patrona de Almería y continuar el 10 de septiembre en Berja coincidiendo con un día de la novena a la virgen de Gádor. También estará presente un día del septenario al Stmo. Cristo de la Luz y con motivo de las fiestas de San Miguel en Celín. El recorrido concluirá en la parroquia de San Isidro de El Ejido con motivo de la fiesta de la Divina Infantita.

 

Unidades naturales diversas pero complementarias

Amor a la tierra. El daliense no escapa al sentido de territorialidad de los seres humanos, a la personificación del territorio en el que vive y explota, llegando a la identificación con el paisaje

http://www.elalmeria.es 15.06.2014 | PEDRO PONCE

Manuel de Terán, el sistematizador de la Geografía moderna en España, recordaba la frase de J. Maragall: «dichosa la ciudad que tiene una montaña al lado», y apreciaba en ella un atractivo continuo, en el caso de Dalías el aliciente se incrementa al encontrarse el municipio entre la sierra de Gádor y el mar, el cual siempre ha estado muy presente en su devenir, indudablemente Dalías es también Mediterráneo, como ponen de manifiesto algunas de las más significativas fotografías de Gabriel García Fornieles: Salinas de Guardias Viejas, barcos de pesca y veraneantes en Balerma, etc., éstas junto con otras igualmente expresivas («desenvueltos para la plantación de parras, asentamientos de molinos en el entorno del Arroyo de Celín), nos llevan a considerar que el ser humano, el grupo social, la comunidad se sitúan y actúan en un marco geográfico.

En el primer tercio del siglo XX el municipio de Dalías, como venía ocurriendo desde la «taha» musulmana/morisca, estaba formado por unas evidentes y bien definidas unidades naturales: la sierra de Gádor; el Valle intramontano, con el manantial de las Fuentes/Arroyo de Celín, ocupado por el núcleo urbano y la Vega intensamente regada; la extensa Llanura (el Campo/El Ejido) en la cual predomina el secano gracias a las roturaciones que venían avanzando imparablemente desde siglos anteriores, si bien irá cediendo progresivamente en favor del regadío permanente, en convivencia con el temporal/cuatrienal de las cañadas; y el mar Mediterráneo.

Las corrientes geográficas humanistas propugnan ver el territorio con los ojos de sus ocupantes, los cuales inevitablemente formularán preguntas y plantearían respuestas desde la perspectiva de sus necesidades y capacidades. Estas imágenes debemos considerarlas como un conjunto unitario, interrelacionado en el proceso de definición de la forma, de configuración del municipio de Dalías.

En el primer tercio del siglo XX el territorio daliense es un «espacio vital», resultado de una larga trayectoria histórica. El espacio organizado estará en todo caso lindado, con la consiguiente división y organización administrativa del territorio: el término municipal de Dalías.

El Fondo Fotográfico Gabriel García Fornieles/Colección Hermanas Giménez Luque resulta fructífero para aplicar en el municipio de Dalías una escala de observación distinta, encaminada a hacer una Historia total, particularizada, que permita profundizar en la identidad de los sujetos históricos, en tanto en cuanto éstos son abarcables y cognoscibles, explicando así mejor la Historia de la gente sin historia, de las personas normales que no son protagonistas habituales de los grandes acontecimientos, en su vida diaria, frecuentemente más dura de lo deseable. Reconstruir esa normalidad en un territorio pequeño nos permite apreciar la vida y el espacio cotidianos, observando a las personas en el trabajo, anotando lo que consumen y cómo se divierten, el ritmo del tiempo y las formas de vida, fiestas, actos.

La contemplación de ciertas fotografías: jornaleros en plena faena y almorzando con sus familias en los «desenvueltos» para la plantación de parras, visita al cortijo-ermita de Cueva Blanca, barrilería, veraneantes en Balerma, conduce a lo afirmado por Georges Duby («Historia Social e ideologías», en Hacer la Historia, v. l): La Historia de las sociedades debe fundarse, entre otras cuestiones, en un análisis de las estructuras materiales de la organización de los grupos, la situación de los individuos en la red de relaciones, su posición en el seno de una jerarquía compleja de estratos superpuestos, la distribución de poderes entre ellos no puede quedar de manifiesto de manera clara sin reunir previamente todos los indicios encaminados a reconstruir los componentes del espacio que los hombres y mujeres han ocupado, ordenado y explotado, prestando atención a los fenómenos mentales, nivel de las técnicas de producción, como se encontraban repartidas las tareas, etc., aparecerán nuevos campos de investigación, con el corolario de relectura de las fuentes conocidas e incluso la utilización de otras nuevas: la fotografía emerge con fuerza. Lo que se puede contar tiene su imagen, la Dalías del primer tercio del siglo XX requería miradas inquietas y las encontró en Gabriel García Fornieles, cuyo Fondo Fotográfico en la Colección Hermanas Giménez Luque resulta coherente en el espacio y permanente en el tiempo, y ofrece una representación de la totalidad de la sociedad, desde el punto de vista del fotógrafo.

El paisaje convertido en punto de referencia, gracias a los esquemas de percepción y a la identidad espacial de las personas, conduce a la noción de espacio físico, pero también a la estimación como un territorio emblemático con historia, convirtiéndose en referente simbólico e iconográfico, un caso significativo al respecto, entre otros, es el de la Plaza de Abajo/Las Flores en las más variadas versiones existentes en el Fondo Fotográfico Gabriel García Fornieles/Colección Hermanas Giménez Luque.

La Vega y el parral de 1907 evidencian esta dicotomía. José Zabala Baena nos presenta una visión, del medio físico y humano de los mismos, basculante entre lo idílico y lo paradisíaco, mientras la realidad acabará manifestándose. En el citado año se retorna el asunto, siempre latente, de la guardería de la Vega. En la de Celín se han eliminado los ganados y las numerosas veredas por debajo de los parrales, solamente han quedado las de «servidumbre forzosa», declarando: «allí no se ven ya yerberas que, con el pretexto de ir en busca de pámpanos y yerbas, atacaban los frutales, trayéndose espuertas y sacos medios de fruta», recurriendo a métodos tan expeditivos como el empleado por el nuevo guarda de Almohara, el cual «ha denunciado pastores, roto espuertas y sacos a mujeres y chiquillos amantes de la fruta ajena, y ha vuelto a muchas personas que cruzaban por bajo de parrales de otro».

En agosto de 1907 Francisco Callejón Moreno, en un extenso escrito titulado ¡Pobres parraleros!, habla de la huelga de barrileros, promovida, según él, para acabar con el pequeño fabricante. Se ocupa de los males del parralero, «a causa del ruinoso año anterior», sin recursos para comprar los barriles al contado, viéndose «en la necesidad de contratarlos a liquidación, injustamente recargados en el precio», prosigue diciendo que los barrileros ganan de jornal seis pesetas por término medio y reclaman «la friolera de doce»; mientras muchos parraleros tienen que dar una peonada para ganar dos pesetas, y, en cambio el barrilero quiere ganar doce».

Luces y sombras de una comunidad agraria andaluza viviendo plenamente los tiempos de cambio. Pero ya lo sentencia la copla:

Andalucía mía, novia del cielo 

llevas por alegrías todos tus duelos 

Andalucía mía, traje de luces 

por ti ríen y lloran los andaluces.

En el municipio de Dalías aparecen ámbitos muy significativos, puntos de referencia en el espacio y en el tiempo, y que no deben considerarse aislados, sino conjuntamente en sus aspectos naturales y socioeconómicos. El trabajo, la agricultura, comercio, industria, costumbres, fiestas, creencias, el ritmo del tiempo y las formas de vida cotidiana material y espiritual, conducen a la vigencia social de una concepción del mundo y de la moral social y contribuyen a configurar la villa/ciudad y su Tierra, siendo formas relevantes de la cultura y modos de vida propios del pueblo andaluz de Dalías, sobre el cual se proyectarán las instituciones y estructuras de poder.

Más allá del retrato inmóvil

Sociedad. La emergente burguesía agraria demandará nuevos servicios y productos y con el paso del tiempo la oferta de entretenimiento y de ocio se va a diversificar

http://www.elalmeria.es 01.06.2104 | PEDRO PONCE 

Como ya hemos dicho, Gabriel García Fornieles es consciente de que Dalías no es sólo la localidad, sino también su amplio territorio hasta el Mediterráneo, y este hecho se manifiesta en la diversidad de escenarios y situaciones, siempre con grupos de personas: veraneantes en Balerma, obreros de las salinas, jornaleros de la Vega, paseantes, asistentes a diversos actos y acontecimientos sociales y políticos, etc.

Invitamos al lector a que repare en las numerosas figuras diseminadas, muestra de una de las satisfacciones más antiguas, sencillas y gratificantes de la fotografía: el placer de lo acumulativo y la paciente delectación en detalles pequeños, subordinados o abrumadores, sólo aparentemente, en su inagotable especificidad, para entrar en la conciencia, y menos en el cálculo, cuando se oprime el disparador, en unas fotografías formalmente perfectas.

La emergente burguesía agraria demandará nuevos servicios y productos. En 1907 Francisco Callejón Baena es presidente de la sociedad anónima Eléctrica de Dalías, de cuya central, levantada el año anterior, es autor Lázaro Gil Pérez, perito electricista, y lo es igualmente de la instalación en la población, que cuenta con alumbrado domiciliario y público. En el mismo año se establece una, «bien montada», fábrica de chocolate, propiedad del juez Gabriel Rubí Martín; y, en la cervecería de Antonio Fernández, sita en la Plaza del Mercado, se ofrece al público «un rico surtido en embutidos, conservas, mantequilla, galletas, aceitunas, y otros artículos de boca, hay también aguardientes, cognacs y cerveza de las mejores marcas, todo a precios económicos».

El daliense de estos tiempos muestra un gran apego a las «veladas», concurriendo «numerosas familias al completo a la Plaza y al Paseo, en el cual la banda de música local, en la noche del Corpus de 1907, deleitó al abundante público asistente. Parte de éste pasó por el Casino y conoció sus nuevos «divanes y butacas», el pintado de las distintas dependencias, y que en la «portada» se ha levantado un «cómodo pabellón para el verano», así como también» se ha encargado, a San Sebastián, un magnífico piano marca Ortiz y Cussí». El 26 de mayo se celebró la procesión de la «Purísima», y en la tarde del 30 de junio, «con mayor solemnidad quizás que otras veces, la del Santísimo Corpus Cristi», presidida por el alcalde y las restantes autoridades locales. Excelente prólogo para la festividad del Cristo de la Luz.

Con el paso del tiempo la oferta de entretenimiento se diversifica. En el año 1928 el daliense en sus momentos de ocio, aparte del Casino, el paseo, el teatro, el cine, puede ir a varios cafés como Los Corales de Antonio García Aguilera, y Alameda, en el que junto al «café, cerveza y aperitivos de todas clases, se sirven comidas y cenas económicas», también puede pasarse por la panadería y bollería de Luis Lirola, y la confitería y pastelería de Luis Luque Lirola; y, si se encuentra en El Ejido, en este año 1928, verá y apreciará que «en el Bar el Lobero se expende cerveza Moriz helada y aperitivos de todas clases; se sirven comidas, conservas y embutidos; sitio céntrico en la Carretera de Málaga a Almería; en este establecimiento se expiden los billetes de la Compañía Alsina y Graells; servicio permanente; Salvador Delgado Palmero». Todo no es recreo y pasatiempo, el daliense puede recurrir a los servicios sanitarios del practicante Antonio Rubio Bonachera y a la Farmacia y Laboratorio de Justo Zabala Baena.

Entre 1885 y 1928 aparecen en Dalías varias publicaciones periodísticas semanales, como El Independiente (1885), La Idea (1907), Juventud (1921), La Voz de Dalías (1928). En torno a éstas surgen y se aglutinan interesantes grupos con inquietudes literarias: Jesús y Francisco Reyes Martínez, José Zabala Baena, Gabriel y Ramón Giménez Lamar, José Baena García, Bernardo Rubio Capilla, Manuel Fornieles, en La Idea; Gabriel Baena Alférez, como los anteriores se decanta preferentemente por la poesía, pero sin olvidar la prosa, José Aparicio (autor de atractivos escritos sobre ciencia y técnica) y Antonio Aparicio, cuyos artículos referentes a educación, enseñanza, el feminismo, presentan novedosos enfoques y planteamientos, destacando lo bien fundamentado de los mismos, en La Voz de Dalías.

La tradicional afición teatral de la villa, en el verano de 1907, conoció una verdadera eclosión, representándose, entre otras obras, Parada y Fonda, Un minuto más tarde, Barro y Cristal, Al negocio, Los Tocayos, por los jóvenes de la localidad: Jesús Maldonado, Francisco Baena Alférez, Juan González Salmerón, Gabriel Alférez, Gabriel Figueredo, Daniel Baena, Manuel Fornieles, Francisco Fornieles, Vicente Baena, José Díaz, Francisco Lirola, Figueredo Herrada, y Rubio Capilla, el cual, entre numerosos personajes, fue el protagonista indiscutible de El gastrónomo sin dinero. En la trayectoria teatral de Dalías la noche de San Juan del citado año marcó un hito, con el estreno de la obra «cómico-lírica Amar en ayunas», letra de Ramón Giménez Lamar y música de Gabriel de Callejón y Justo Zabala, todos dalienses, igual que lo eran los músicos de la orquesta, y el joven José María Zabala, autor de la acuarela-telón del teatro.

Como era de esperar el teatro profesional está igualmente muy presente en este verano de 1907. La compañía Cabalat ha representado: El hereu, Tierra baja, Inocencia, La Tosca, Del enemigo el consejo, La oración de la tarde, El paño de lágrimas. En la obra lírica Los baturros «la señorita Bozzano y el señor Escaloni» se revelaron, además de actores, como cantantes. La fama conseguida por la compañía Cabalat motivó su contrato, quince funciones, para actuar en Balerma «durante la presente temporada», finalizó con gran éxito y masiva asistencia de público, «cosechando muchos aplausos de la colonia veraniega que allí reside».