Se define como almeriense que se siente almeriense, bautizado en la parroquia San Isidro Labrador.
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Francisco Antonio GUTIÉRREZ ALONSO es un almeriense que así se siente.Nace en Almería el 13 de enero de 1952 y es bautizado el 22 del mismo mes en la Parroquia de San Isidro Labrador, también de San Sebastián de la capital por ser el domicilio de siempre de toda su familia y hoy la suya.
Se educa en La Salle y al finalizar ingresa en Úbeda (Jaén) en octubre de 1969, en el Noviciado de los PP Carmelitas Descalzos de la Provincia Bética de Andalucía. Toma el hábito de la Virgen del Carmen el 12 de ese mes con el nombre, para siempre, de Fray Francisco de Santa María. Y al año siguiente, 1970, hace la Primera Profesión Religiosa en la familia de Santa Teresa, que revalidará con su Profesión Solemne el 1 de mayo de 1974 en el Convento de San José de Córdoba.
Ordenado Sacerdote el día 3 de julio de 1975. Los pilares familiares se completaron con la formación recibida en la Orden del Carmen y por parte de los Jesuitas de la Compañía de Jesús de San José María Rubio.
Los Superiores del Carmelo le envían a ampliar estudios en la Universidad Pontificia de Salamanca y en los años 1975-1977 cursa y se licencia en Derecho Canónico por la Facultad de esa Universidad. A partir de entonces, es destinado al equipo de formadores de la Provincia de PP. Carmelitas Descalzos de Andalucía.
Por ese motivo es destinado, en agosto de 1978, a la República Argentina para inaugurar el Convento de Sta. Teresa de La Plata, sede de la Comunidad del Colegio Mayor de Filosofía, de los Carmelitas Descalzos de la Región Argentino-Chileno-Uruguaya, de la que será el Rector.
Vuelto a la metrópoli en 1982, año del IV Centenario de la muerte de Sta. Teresa, desempeñará su ministerio pastoral en los Conventos de Cádiz, Málaga, Sevilla, Granada y Úbeda donde es nombrado Maestro de Novicios, ostentando diferentes cargos en las provincias orientales andaluzas.
De nuevo en Sevilla, participa en la misión pastoral que la Comunidad del Convento del Santo Ángel desempeña, desde que San Juan de la Cruz la estableciera en este mismo lugar. Aquí también colabora con la Archidiócesis y es miembro de la Curia de Justicia, en el Tribunal de Primera Instancia, como Juez Diocesano.
Y con cariño ha aceptado ser el “predicador” del Stmo. Cristo de la Luz, que forjó la vocación sacerdotal y posterior religiosa, como jesuita, de San José María Rubio.