Espejo de la historia. La identidad individual y colectiva de un pueblo puede conocerse a través de los testimonios fotográficos e imágenes que nos ayudan a hacerla más inteligible

«Fuente Nueva» (Archivo «A.C. Talia»)
http://www.elalmeria.es 10.08.2014 | PEDRO PONCE
La localidad de Dalías a lo largo del tiempo venía proyectándose, social y económicamente, por un extenso territorio; éste, no obstante ser heterogéneo, se configurará como una unidad social, derivada de la integración de las relaciones humanas en el espacio delimitado. La disparidad de factores: medio geográfico, calidad del suelo, o diversidad del clima, aunque parezca contradictorio, pudo ser el punto de partida de la unidad, pues su origen parece radicar en la combinación de un medio favorable (el Valle/regadío) con otro que lo es menos (el Campo/secano), mediante las adecuadas estrategias de supervivencia, las cuales confieren al Campo el papel de productor de bienes complementarios, destacando los cereales, especialmente la cebada, y la ganadería.
Esta circunstancia lleva a considerar la persistencia de ciertos hechos políticos espaciales, con remotas raíces históricas. Se detectan varias cuestiones, resultantes de los elementos del pluralismo esencial en la historia, política, economía y sociedad, interrelacionadas pero, inevitablemente, generando problemas. En 1907 Balerma pagaba anualmente unas 10.000 pesetas en concepto de «consumos», y, según se dice, «todavía no ha podido conseguir, ni la más insignificante mejora, de los ayuntamientos que se han venido sucediendo en Dalías, como que ni un médico le quieren dar». Se continúa exponiendo: «se han invertido algunas de las mencionadas pesetas en arreglar el camino, que desde ésta lleva a dicho anejo, y en dotarlo de un peón», insistiéndose en el merecimiento de un médico por «los inmerecidamente olvidados balermeros». Los profundos y rápidos cambios, unidos a la propia dinámica de la sociedad, generarán unos tipos de problemas muy particulares, los cuales las viejas estructuras municipales no resolvían.
Para las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, la candidatura, autocalificada ni de derechas, ni de izquierdas, integrada por: Antonio Lirola Joya, Antonio Zamora Fernández, Francisco Lirola Martín, Salvador García Fornieles, Francisco Hernández Martín, y Serafín Rubio Rubio, distrito primero; José Maldonado Rubio, Miguel Criado Villegas y Antonio Lirola Rubio, distrito segundo; Gabriel Alférez Lirola, Juan Rubio Callejón, Alfredo Daza Castañeda y Juan García Aguilera, distrito tercero, en las hojas de propaganda electoral exponía, entre otras cuestiones de matiz político, social, económico, que a los miles de vecinos residentes en el Campo se les dotará de todos los servicios posibles, médicos, escuelas, depósitos de agua potable, caminos, y «fomentaremos en nuestro Campo, orgullo hoy de todos, el progreso y la prosperidad, iniciado hace unos años por el trabajo y tenaz laboriosidad de sus hijos, que realizan el milagro de convertir un desierto en vega fértil y rica. Para este progreso del Campo, hasta llegar, si es posible, a que, por su importancia y riqueza, adquiriese la hegemonía de todo el término, cualquier regatero será condenado por nosotros y por todos, ya que no podríamos aspirar a mayor gloria y honra que el haber contribuido a la formación de un pueblo grande, laborioso, independiente y progresivo».
La dinámica de cambio de la segunda mitad del siglo XIX, y, sobre todo, el revolucionario siglo XX, se dejarán sentir intensamente sobre el territorio del Campo de Dalías/El Ejido, en el cual, conforme pasan los años, los factores exógenos van cediendo ante los endógenos.
Todo espacio organizado es un espacio lindado, el municipio, como un ente ordenado a lo largo de la historia, está localizado, delimitado, e incluso condicionado, no es como se quiere, sino como la propia identidad de sus diversos elementos integrantes, territoriales y socioeconómicos, exige. Debemos ver el territorio daliense con los ojos de sus ocupantes, y desde el punto de vista de sus requerimientos y capacidades, y planteamos la hipótesis ¿acaso no se interrogarían sobre la Dalías del mañana?, la que estaba surgiendo por la implantación del parral, con propósitos transformadores y de mejora para el pueblo. ¿Tales aspiraciones se alcanzaron?
El sentido de territorialidad de los dalienses contribuyó a configurar su propia identidad individual y colectiva, llegando a la identificación personal con un paisaje y sus imágenes más representativas, convertidas en símbolos de la propia personalidad: el Cristo de la Luz, el santo José María Rubio y que podemos unir a los versos de Antonio Machado:
Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
La Colección Fotográfica de las Hermanas Giménez Luque, junto con los testimonios escritos de toda índole, nos ayuda a hacer más inteligible la Dalías del primer tercio del siglo XX, mucho más lejos en el recuerdo y en la fisonomía social y económica que en el tiempo, pues nos ha legado un magnífico repertorio de panorámicas de la localidad y su territorio, las cuales no son ajenas a las repercusiones de todo tipo que han modificado su faz paisajística. El Fondo Fotográfico Gabriel García Fornieles presenta una doble vertiente: a su valor como testimonio cierto del aspecto de Dalías, hoy apenas perceptible, añaden el de ser parte de la Historia de la Fotografía, mostrando las pautas técnicas y estéticas que orientaron los trabajos de los fotógrafos aficionados.
Gabriel García Fornieles con sus imágenes emprendió, posiblemente sin pretenderlo o pretendiéndolo, importantes cometidos: documentar mediante la fotografía hechos, en la actualidad considerados como historia que estaba ocurriendo, sobre la situación constructiva de la iglesia parroquial, la galería de Fuente Nueva, la barrilería resultado del espectacular despegue con el parral, las vistas panorámicas de la localidad y su entorno inmediato, etc. Pero no se limitó a reflejar la fisonomía urbana, por otra parte de extraordinaria calidad, sino que puso de manifiesto otros aspectos del mayor interés como la noria y los barcos de pesca de Balerma, las Salinas de Guardias Viejas, etc., aunque su objetivo no se detuvo ahí y dio un considerable protagonismo a las personas, dejando constancia de actos relevantes, pero también legó un conjunto de instantáneas (barrilería, veraneantes en Balerma, paseantes en la plaza de Abajo/de las Flores, el mercado, concurrencia a actos que tienen como escenario a la plaza de Arriba/Iglesia/Ayuntamiento, jornaleros de la Vega, etc.) transmisoras de conceptos y actitudes en poco tiempo y con alta efectividad, confirmando que la fotografía ha formado parte de las sociedades contemporáneas.
Un valor añadido, pero significativo, en la Colección de las Hermanas Giménez Luque es que nos comunica con la Dalías de los primeros decenios del siglo XX, con una amplitud y calidad que no volveremos a encontrar en momentos posteriores. Cualquier imagen, sin perder de vista su valor intrínseco, aislada de las existentes en el referido Fondo supondría una anécdota dentro del estudio de la Dalías del primer tercio del siglo XX, en cambio todo el conjunto de fotografías se convierte en una muy estimable documentación que permite reconstruir su devenir con precisión.
La riqueza de matices hace que el Fondo Fotográfico Gabriel García Fornieles supere el simple aspecto estético, aun cuando éste sea muy apreciable, convirtiéndose en materia de consulta histórica, en espejo de la Historia. El citado hecho es más significativo al estar constituido por series temáticas conscientemente configuradas, y cuyo contenido se convierte en un excelente auxiliar de la Historia de Dalías, incluso en parte esencial de ella.
El caudal de información contenido en estas fotografías sólo se pondrá de relieve cuando una adecuada difusión permita su conocimiento y estudio en profundidad. Ello determinará el lugar que las fotografías del Fondo Gabriel García Fornieles/Colección Hermanas Giménez Luque ocuparán en el patrimonio cultural de Dalías/El Ejido. Teniendo muy presente que, según M. Bloch, la Historia sirve para «comprender el presente por el pasado», y que «la incomprensión del presente nace fatalmente de la ignorancia del pasado; pero no es quizás, menos vano esforzarse por comprender el pasado si no se sabe nada del presente».